martes, 20 de septiembre de 2011

LEYENDAS DE LIBELULAS

(Procedente del trabajo de campo de Lafcadio Hearn)

En una crónica del Japón antiguo, recopilada en el año 720, Nihon Shoki menciona a las libélulas con el nombre de akitsu. Cuenta que el primer Emperador, Jimmu Tenno, subió a una pequeña montaña en Yamato, miró hacia el suelo y dijo: «La forma de mi país es como una pareja de akitsu». También se describe una anécdota en la que el 21 Emperador, Yuryako Tenno, se encontraba cazando en una llanura en Yoshino. Un tábano se posó en su brazo y le picó. En ese momento bajó una libélula y se deshizo del tábano. El emperador quedó tan satisfecho con tal acción que llamó a la zona: Akitsu-no (Llanura de la Libélula). Supuestamente ahí surgió el antiguo nombre de Japón: Akitsu Shima (Isla de la libélula). A las libélulas se las denominó kachi-mushi o «insectos victoriosos», pues fueron motivo de adorno en los cascos de los samurái y gorras de soldados.

En las culturas de México prehispánico existen muchas alegorías al orden Odonata. Por un lado, el pueblo teotihuacano lo consideró símbolo de la pureza del agua, apareciendo en el arte pictórico dentro del Tlalocan, paraíso del dios Tláloc. En la escena se observa al dios Tláloc en un lugar de cantos, juegos y deleites acuáticos entre mariposas y libélulas que revolotean a la orilla de ríos turbulentos bordeados de arbustos de cacao, flores y plantas de maíz. Por otro lado, los mexicas las relacionaban con entes malignos. En una descripción virreinal de la mitología náhuatl se hace referencia a las libélulas «como uno de los demonios, Tzitzimime, quien adoptó la forma de insecto» y que en forma adulta tienen garras y dientes protuberantes como una reminiscencia del cipactli o «monstruo de la tierra».

La etnia maya de los mopanes cuenta que las libélulas ayudaron al sol a guardar en 13 troncos huecos los trozos rotos de la luna, la cual fue descuartizada por un rayo. Cuando los troncos fueron abiertos por un perro surgieron sobre el mundo todos los animales nocivos como las serpientes.

El pueblo Tzotzil en Chiapas aprecia las libélulas por sus dones curativos. Suelen pasar tres de estos odonatos por la boca de los niños cuando babean y se dice que así los pequeños no vuelven a salivar en exceso.

En Quintana Roo el Sambay macho o Dzabay, uno de los bailes más característicos legado por los prehispánicos de la zona, representa la exhibición de vuelo especial que hace la libélula macho para cortejar a la hembra.

Las interpretaciones que las culturas dan a estos insectos podrían resultar muy dispares de una región del mundo a otra. Lo que es notablemente constante en la historia de estas culturas es la clara relación de éste grupo de insectos a ambientes acuáticos, lo que ha beneficiado a la ciencia ya que ha brindado un aporte de suma importancia para tomar al género como un indicador biológico y ecológico. Su papel como organismos predadores asociados a ecosistemas acuáticos influye en los problemas de conservación que presentan, ya que los hábitats adecuados para los odonatos se están perdiendo o degradando críticamente en todo el mundo de forma acelerada. Resulta crucial la protección de estos ambientes, y se pone de manifiesto que su relevancia no es simplemente ecológica, sino que afecta también las esferas social y cultural de la historia de la humanidad.

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